Jueves de la séptima semana de Pascua
TIEMPO PASCUAL
Jueves de la séptima semana de Pascua
PREPARACIÓN PARA RECIBIR AL ESPÍRITU SANTO
Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogare al Padre, y os dará otro Consolador (Juan 14, 15-16).
I. Los discípulos tenían necesidad de una doble preparación: el amor del corazón y la obediencia en la acción. El Señor supone que ellos tenían una de las dos y por eso dice: Si me amáis, y esto se ve en que os entristecéis por mi partida. Pero les ordena otra cosa futura, diciendo: Guardad mis mandamientos, como si dijese: No mostréis el amor que me tenéis con lloros, sino con la obediencia a mis mandamientos, pues ésta es la señal evidente del amor. Esas dos cosas preparan al recibimiento del Espíritu Santo. Ya que, siendo el Espíritu Santo amor, no se da sino a los que aman. Yo amo a los que me aman (Proverbios 8, 17). También se da a los obedientes: Sobre quien descansa mi Espíritu, etc. (Isaías 11, 2).
II. Mas ¿por ventura la obediencia y el amor preparan? Parece que no, porque el amor con que amamos a Dios nos viene por el Espíritu Santo, así como también la obediencia nos viene del Espíritu Santo.
Mas conviene saber que en los dones d
e Dios quien usa bien de un don que le fue concedido, merece recibir un don nuevo y una gracia más grande; y quien usa mal, será privado de eso mismo que recibió. Al siervo perezoso se le quitó el talento que había recibido de su señor, porque no usó bien de él, y fue dado al que había recibido cinco. Lo mismo ocurre con los dones del Espíritu Santo.
e Dios quien usa bien de un don que le fue concedido, merece recibir un don nuevo y una gracia más grande; y quien usa mal, será privado de eso mismo que recibió. Al siervo perezoso se le quitó el talento que había recibido de su señor, porque no usó bien de él, y fue dado al que había recibido cinco. Lo mismo ocurre con los dones del Espíritu Santo.
Nadie puede amar a Dios, si no es por el Espíritu Santo. No somos nosotros los que prevenimos la gracia de Dios, es ella la que nos previene a nosotros. Por eso debe decirse que los Apóstoles recibieron efectivamente en primer lugar al Espíritu Santo para que amasen a Dios y obedeciesen a sus mandatos. Pero era necesario además que recibiesen más ampliamente al Espíritu Santo, para usar bien del don del Espíritu Santo anteriormente recibido, amando y obedeciendo. En este sentido debe leerse: Si me amáis, por el Espíritu que tenéis, y obedecéis mis mandatos, recibiréis más plenamente al Espíritu Santo, que ya poseéis.
(In Joan., XIV)
Santo Tomás de Aquino
MEDITACIONES
Cuaresma, Semana Santa y Tiempo Pascua
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