Sábado posterior al II domingo después de Pentecostés

Sábado posterior al II domingo después de Pentecostés EL INMACULADO CORAZÓN DE LA VIRGEN MARÍA I. La Bienaventurada Virgen María fue purísima. Pues era necesario que la Madre de Dios brillase por una máxima pureza. Ninguna cosa es receptáculo de Dios, si no está limpia, según aquello de David: A tu casa conviene santidad, Señor (Psal., XCII, 5.) (1ª 2ae, q. LXXXI, a. 5, ad 3eum) La Bienaventurada Virgen no mereció la encarnación sino suponiendo que ella debía realizarse. Y así mereció que se verificase por ella, no ciertamente de condigno, sino por conveniencia; en cuanto que era conveniente que la Madre de Dios resplandeciese con tal pureza que no pudiera concebirse ninguna más grande después de la pureza divina, como dice San Anselmo. (3. Dist., 4, a. 4) II. La Bienaventurada Virgen hizo voto de virginidad. Ciertamente, las obras de perfección son más loables cuand...